::dónde te agarró el temblor::

A veces salía de la escuela y en el coche blanco y sin placas nos íbamos hasta el mar. Sólo a comer mientras lo veíamos estrellarse constantemente y regresar. Y de nuevo. A veces los fines de semana de mis siete u ocho años guardaba todas las palas de plástico dentro de la cubeta y hacía agujeros interminables por toda la arena. A los dieciseis años alguien pensaba que era buena idea arrojar los peces de agua dulce para que escapen. Pero no llegan muy lejos, las olas están llenas de peces pequeños, plateados y muertos.
Si uno pasa demasiado tiempo en el mar por las noches sus olas invisibles lo siguen meciendo. Pero ya no están esas olas. Los temblores de tierra me despiertan, los edificios se quejan con sus estructuras viejas. Y mis sueños y despertares están llenos de movimientos.