9.6.09

::hoy salgo a la gran avenida de luces::



Los demonios distorsionados que convoco por las noches
llegan a deshoras vestidos con gemidos, nombres arbóreos
en el piso de arriba alguien escucha el televisor
las mentiras se mueven en su enjambre enloquecido
micrófonos tomados por asalto, ahorcados seculares
la pila de signos incendiados grita su humo funerario
se invoca estúpidamente la paz en tiempos del impasse
salgo a caminar en esta catástrofe de fraudes y cristales
las fumarolas dibujan caballos en las calles, mi soledad se ríe
oscuras manos de ron y sombra palpan mi garganta
escudado en mi cinefilia sonora invento mi muerte aplazada
el hueco entintado que dejan los crepúsculos repite su verdad
este desposeído aún soy yo, este no tener sigo siendo yo

Sin magia, sin libro, sin brazos de Che, mudo, roto
tuberculoso del alma respirando cadáveres etéreos
sin talento ni talantes, recorriendo la trampa nocturna
del cielo violeta y solitario, caen panfletos como pétalos
las batallas de hoy me quedan infinitamente grandes
la conciencia podrida se abre como zanja, afuera
la hora del delirio marcha con risa exhibicionista
escribo debajo de su lengua la perversión que salta
entre papeles ermitaños y manos de piedra ennegrecida
con el poder del beso y de la bomba molotov, escribo
con entrañas bastardas, odiando, lamiendo el asfalto lunar
puertas que dan a la nada, redacto un inventario de carnadas
el desierto es un albergue para el tacto envenenado, lo sé

Fe de errata perdida, letra muerta en su ataúd de hueso
tartamudeo de profeta, vociferando palabras que buscan
el sabio silencio que hable y la luz del párpado cerrado
hoy caliento la yugular desterrada, salgo a escupir cerraduras
domando furiosamente el viejo Minotauro de dígitos y cables
que aúlla sus memorias de marfil entre malezas inundadas
hoy salgo a la gran avenida de luces, saboreo las gotas ácidas
que la lluvia anónima derrama en las erguidas cornisas
esta noche orinaré todas las fuentes del sueño y rasgaré
la ciudad acuosa para verle el vientre tatuado de estrellas
esculpiré una herejía que toque como savia y esperma
ignoraré las mujeres perladas y de trigo que huyen de mí
esperaré como leproso el prometido reino de otro mundo.


30 cerraduras, Eduardo Sabugal.